LAS AVENTURAS DE PINÍN
Noche arriba noche abajo revolviendo recuerdos, llegué a uno de mis refugios preferidos: El desván de casa de mi madre.
Se llegaba por una escalera de caracol… ¿Quieren acompañarme?
Ante mí, la vieja puerta que consigo abrir con casi todos los chirridos de entonces.
Recorro de nuevo cada esquina: Nada más entrar, a la izquierda en el techo una vieja claraboya que, apenas si deja entrar la luz me vuelve a mostrar toda suerte de muebles antiguos, una gramola, varias cañas de pescar y una escopeta de caza. “A tientas”, ún poco más a la izquierda hay -quizá todavía sigan allí- varios baúles; uno de ellos, según decían, lo había traído mi abuelo de México cuando acabó la guerra, otros eran todavía más antiguos. Aquel que abre como mi cabás de escuela, guarda entre plásticos ropa vieja y… ¡ el traje de novia de mi madre ! . La parte izquierda del desván, termina en un espacio abuhardillado, casi libre de trastos: Fue mi paraíso. Ahí, -créanme-, todas las aventuras eran posibles.
Y todavía, en noches como ésta, pueden llegar a serlo…
Escuchen…
Aquella tarde, encaramada en una peligrosa banqueta de cerezo que sólo tenía tres patas, conseguí abrir una caja de juguetes que mis hermanos mayores guardaban de mí y quizás de los ratones. (Por ese orden). Y allí estaba él: Un magnífico álbum y unos montoncitos de cromos empaquetados con gomas de pollo. Nunca había hecho una colección de cromos y además ésta, narraba una emocionante historia: “Las Aventuras de Pinín”, (que de Pinón” ye” sobrín). ¡Inenarrable mi emoción ! Aquel mes cumplía 4 años, había aprendido a leer sola y pronto llegaban los Reyes, (… ), ¡En ese momento no podía sospechar las sensaciones fantásticas que iba a comenzar a vivir- a escondidas- pegando los cromos !.. (Hasta hoy, era un secreto).
No pude completar la colección: las chocolatinas en las que venían aquellos cromos ya no se vendían y en la contraportada tenía la solución, pero era –a todas luces-inalcanzable para mí: Para pedir los cromos que me faltaban y aún faltan, había que mandar dos sellos y 100 pesetas a una dirección “de muy lejos", por lo menos a ... Madrid o más lejos todavía.
La "trepidante" aventura de Pinín que iba pilotando una madreña, (1) empezaba así “ . “Y aquel viento endemoniado deja a aquel humilde pueblo entre la arena enterrado…”
En la contraportada, montañas de regalos ( dibujados), con las que “chocolate La Cibeles premiaba a sus amigos: Un televisor empotrado en un armario, una cocina a gas butano, una nevera, relojes , bicicletas y ¡hasta una “Mariquita Pérez”...(2)
(1)Madreña: Calzado de madera, típico de Asturias. Se pone encima de las zapatillas y se usa en el exterior.
(2) Mariquita Pérez: Muñeca española creada por Doña Leonor C. En S. Sebastián. Fue "la muñeca" de la España de los años 40-50-60. ( Costaba 140 pesetas en 1941)
Nota de la autora:
Ya es domingo por la mañana, día 10/10/2010. Fue muy emocionante revivirlo y compartirlo con vosotros. Pero…no se crean nada, cualquier parecido con la realidad…, ya saben
Ya es domingo por la mañana, día 10/10/2010. Fue muy emocionante revivirlo y compartirlo con vosotros. Pero…no se crean nada, cualquier parecido con la realidad…, ya saben